“Viajar es desplazarse contemplando la ruta, no ignorándola .Una de las mejores maneras, tal vez la mejor, de conocer y de conocerse es: VIAJAR “
La expedición se desarrolla íntegramente en el Río Duero y con un número limitado de participantes. Atravesando el cañón del Parque Natural Arribes del Duero y Douro Internacional. Desde Miranda do Douro, Frontera natural entre España y Portugal, el Douro se encajona entre paredes de granito de más de 200 m de altura y es navegable hasta llegar al Océano Atlántico, en la ciudad de PORTO.
La ruta del Duero, clasificada de interés turístico internacional, nos acerca a poblaciones portuguesas que viven de cara al río, como vía de comunicación y recurso.
Ya en suelo portugués, Alto Douro, región demarcada para el cultivo de más de cien variedades de uva, entre ellas la gloriosa touriga nacional y la tinta roriz. Unos doscientos millones de cepas de vid, sostenidas por espalderas y alineadas en estrechas terrazas, han ido sustituyendo a los antiguos bosques de alcornoques, chaparros, acebuches y encinas.
Hasta hace menos de veinte años, esas viñas tan delicadamente cuidadas se dedicaban casi en exclusiva a los afamados vinos porto o de Oporto. Es la denominación más antigua del mundo, la instituyó el gran Pombal en 1756.
Una red de antiguas familias, muchas emparentadas entre sí, mantiene vivo y brillante ese mundo orgulloso, tradicional y gentil. Palacetes con muros ocres, grandes estancias llenas de muebles clásicos, hermosas capillas o ermitas campestres se enhebran mediante modestas carreteras y estrechos caminos colgados literalmente de los abismos. Hay quintas con dos siglos y medio de historia y muchas aceptan a los visitantes.
Se inician las primeras obras de navegabilidad en 1780-91, y hasta 1887, momento en que se finalizó la línea de ferrocarril, la vía fluvial era la única utilizada, «ni calles, ni carreteras, ni caminos para trotar a caballo, permitían seguir sin interrupciones esas riberas acantiladas».
El Duero, navegable desde la frontera española, es en realidad una sucesión de tranquilos y estirados lagos que organizan cinco grandes presas y cinco esclusas que existen en el tramo portugués colocadas estratégicamente, en uno de los extremos de las presas. La más espectacular es la de Carrapatelo que tiene que salvar un desnivel de 35 metros y que causa cierta impresión.
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