“Parques Nacionales del oeste de Estados Unidos”
Por Javier San Sebastián y Carmen Castaño
Partiendo de la ciudad de Las Vegas, paradigma de lo excesivo, viajamos a través de tres estados para encontrar una visión geológica de millones de años.
A pesar de las imágenes que hemos visto en reportajes de todo tipo, el encuentro con el Gran Cañón del Colorado nos provoca una emoción y euforia difícil de describir. A la mente le cuesta trabajo asimilar el tamaño que la vista abarca. Esa misma sensación la tendremos en otros cañones menos conocidos, y también cuando lleguemos a los torturados abismos de Canyonland.
Sentimos incredulidad frente a las míticas paredes del Capitán y Half Dome en Yosemite y cuando estamos ante los seres vivos más grandes del planeta, las sequoias gigantes.
Otras veces, la sorpresa nos deja con la boca abierta. Chimeneas de hadas que se alzan al cielo iluminadas por el sol tangencial del amanecer en Bryce, arcos rocosos naturales que forman arquitecturas oníricas en Arches, desiertos coloreados por los minerales, la paradoja de los salares situados bajo el nivel del mar frente a picos de casi 4.500 m de altura.