Por Manuel López.
El viaje que teníamos previsto era a San Francisco y centrado en una visita familiar. Para conocer la ciudad y sus alrededores teníamos mucho tiempo, con más de dos semanas por delante. Golden Gate, Chinatown, sequoias costeras (redwoods) en Muir Woods, los distintos barrios y sus atractivos “vista points” siempre unidos a fuertes cuestas… En una ciudad como ésta no faltan alicientes.
Pero no todos los días se va uno a California, y había que hacer una escapadita. No teníamos claro hacia donde dirigirnos con nuestro coche recién alquilado por seis días… y tomamos rumbo a Las Vegas. Pudimos asomarnos a conocidos espacios naturales como Grand Canyon, Death Valley o el desierto de Mojave, aprovechando su proximidad a esta ciudad de excesos. El regreso nos haría cruzar este último desierto hasta la periferia de Los Ángeles, enlazando con la costa del Pacífico en Sta. Bárbara y desde allí recorriendo la Pacific Coast Highway, carretera junto al mar que lleva el nº 1 de las rutas estatales californianas.
Esta ruta, que une Los Ángeles con San Francisco sin prisas, puede colocarse en el mismo lugar si valoramos la belleza y riqueza natural de los parajes por los que pasa. Conducir entre los acantilados salvajes de la costa de Big Sur y los relictos bosques de redwoods de la Sierra de Santa Lucía te hace olvidar por momentos lo cerca que estás de una de las zonas urbanas más pobladas de U.S.A.