Por Angel Luis Vidal.
Nada más bajar del avión te das cuenta de que te encuentras en un lugar diferente. Por muy acostumbrado que estés a viajar, la sensación que experimenta cualquier persona al llegar aquí es la misma. Lo de menos es que conduzcan por la izquierda, o que en pleno invierno te encuentres a 20ºC, sino que la gente, las instalaciones, la luz del cielo, la flora o la fauna son completamente diferentes a lo que podíamos haber visto o imaginado. Sientes que estás en un planeta diferente en el que siempre hay cosas nuevas por descubrir.
Puedes encontrar tanto edificios muy antiguos como calles, carreteras o estructuras arquitectónicas de nueva construcción que rozan la perfección. La organización de éstos está bien ideada teniendo en cuenta las condiciones del terreno.
El estilo de vida y gastronomía son muy similares a lo que tenemos en Europa, a pesar de la influencia que puede ejercer la cultura asiática por la cercanía de Asia a Australia.
Las playas de la costa oeste de Australia no tienen nada que envidiar a las playas caribeñas que nos intentan vender las agencias de viajes.
La gran variedad de flora y fauna hacen de esta región un paraíso para los amantes de la naturaleza. Además, existen especies únicas que solo podemos encontrar en esta zona.Mientras que los lugareños están acostumbrados a convivir con las especies que habitan allí, a los visitantes nos parece algo exótico incluso peligroso. ¿Qué hay de raro en una playa con cocodrilos marinos?¿Qué amenaza supone encontrarse con un ave gigante llamadacasuario? Algunas de estas experiencias serán las que intentaremos transmitir en esta exposición.
Además, estando tan cerca de Nueva Zelanda, los amantes de la naturaleza no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar un lugar tan salvaje como éste, donde las montañas y los glaciares se mezclan con la lava y el calor de las aguas termales, o las playas surferas golpean con fuerza la costa queriendo ser también protagonistas en estas islas maoríes.
A pesar de ser pequeña, sólo pudimos visitar la isla norte. Fue una semana intensa, recorriendo carreteras por las que nunca meteríamos nuestro coche, y descubriendo paisajes heterogéneos cada pocos kilómetros.
Durante un mes hemos podido disfrutar de todos estos lugares de ensueño, culturas tan diferentes, incluso del inglés tan característico que tienen.