Por J. Guillermo Sánchez
Desde niño me han llamado la atención los volcanes, quizás influido por algunas de las obras de Julio Verne. Cuando empezó a erupcionar el volcán de La Palma (ahora se conoce como Tajogaite) pensé que era la oportunidad de ver uno en plena actividad, pero la enorme destrucción que estaba causando me contuvo. ¿Cómo curiosear en un sitio donde la gente perdía sus casas y su medio de vida?
Decidí realizar el viaje. (Bajo el volcán de La Palma Impresiones de un turista no accidental.).
Asumí el riesgo de hacerlo volando directamente a La Palma desde Madrid. Desde el avión, en el aterrizaje, ya se observaba el humo volcánico, que me acompañó durante todo el recorrido desde Santa Cruz de La Palma hasta Los Llanos de Aridane, a pocos kilómetros del volcán, donde me hospedé.
No pretendía vivir una aventura, quería sentir e intentar entender cómo es un volcán y por qué en las Canarias las erupciones se repiten con frecuencia. Eso es lo que trataré de explicar en el Trotaviernes. Un viaje inolvidable.