Por Javier Elcuaz.
La merecida fama de las playas de Bali puede ocultar otros atractivos de gran interés. Esta isla indonesia ofrece a los interesados en conocer impresionantes y bellos paisajes y culturas ricas en contenidos una gran oportunidad para colmar sus expectativas.
Para el cultivo del arroz los balineses han tenido que construir, y mantener, terrazas inundadas en una geografía indómita y hostil; para conseguirlo han necesitado un trabajo de generaciones organizadas en comunidades y conviviendo con la permanente amenaza de sus volcanes.
La práctica hinduista, unida a creencias animistas, configura una peculiar religiosidad que encierra un mundo de manifestaciones cotidianas y ritos comunales en espacios domésticos o en templos donde la fantasía se manifiesta libremente en las representaciones de deidades o demonios.
Si a todo esto unimos el carácter acogedor de sus gentes una visita siempre se convierte en una experiencia inolvidable.