Por Javier Talegón (wwww.llobu.es)
La sierra de la Culebra, en el noroeste de Zamora, representa un territorio despoblado, de amplios valles y cuerdas achatadas. A caballo entre las comarcas naturales de Sanabria, La Carballeda, Aliste y la Tierra de Tábara, alberga una importante biodiversidad.
Una de las principales densidades de lobos de la península Ibérica desarrolla sus actividades vitales en este territorio; el depredador, que interacciona con las presas silvestres, también coexiste perfectamente con un modelo ganadero que mantiene métodos tradicionales de defensa de los rebaños. Antes de que el éxodo rural dejara a la intemperie la cultura tradicional de los pueblos, la presencia del cánido salvaje –ahora convertido en un importante motor de desarrollo rural gracias al turismo de naturaleza- modeló completamente muchas prácticas tradicionales.
A pesar de ser un espacio incluido en la Red Natura 2000 y en la “Reserva de la Biosfera Transfronteriza Meseta Ibérica”, la biodiversidad de la Sierra de la Culebra necesita mayores medidas de conservación. De hecho, son muchas las amenazas que, derivadas de la acción humana, ponen en entredicho el futuro de sus valores naturales: incendios de sexta generación, políticas forestales que promueven los cultivos intensivos de coníferas y olvidan la importancia de la madera muerta, un modelo cinegético incongruente, proyectos de minería a cielo abierto o la ausencia de un plan de uso público para ordenar el turismo de naturaleza.