Por Raúl Alcanduerca
(Biólogo. Consultor ambiental y patrimonial. Director de Proyectos de la Fundación Tormes-EB. Miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra.)
El imaginario común de viajeros y naturalistas asocia el archipiélago de las Feroe a la observación de un atractivo grupo de aves, los frailecillos. Pero la diversidad ornitológica en estas islas es inmensa dada su ubicación estratégica en el Atlántico Norte. Gaviotas tridáctilas, araos aliblancos, págalos raberos son algunas de las especies que aparecen reiteradamente ante las lentes de los prismáticos.
La personalidad volcánica de este lugar genera paisajes donde confluyen praderas clorofílicas, acantilados discordantes y cimas de nombres impronunciables. Sin duda un destino del que nadie sale emocionalmente indemne.