Cuando fui destinada en Misión Humanitaria a la República Democrática del Congo no lo dudé un instante, a pesar de las “terribles” recomendaciones en cuanto a riesgos sanitarios o de seguridad, acrecentado por residir en el Este (Bukavu, Uvira).
Lo realmente impactante al llegar el país es observar in situ el drama de un país desangrado por la “maldición de los recursos”, lágrimas de un pueblo violentado por la rapiña internacional.
Durante mi estancia tuve la fortuna de conocer profundamente el territorio para inspeccionar los campamentos militares del interior y contrastar con los países vecinos de los Grandes Lagos (Burundi, Ruanda o Uganda), visitados por vacaciones. Los vuelos en helicóptero de UN y mi cámara fotográfica fueron los protagonistas que permitieron la realización de este reportaje en el que trato de mostrar la exuberancia de sus paisajes, el verdor de sus montañas y la faceta humana de un pueblo que lucha y trata de hacer una vida “normal” en medio del miedo y el “infierno”…
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