Por José Joaquin Peréz Alonso
Svalbard está en el norte. Muy en el norte. Sobre el paralelo 78, lo que la sitúa a unos 1300 Km del Polo Norte y la convierte en la tierra habitada de forma permanente más septentrional del mundo. Está habitada por unas tres mil personas, de las que dos mil viven el la capital: Longyearbyen.
Históricamente la actividad de las islas se ha basado en la caza, incluyendo la de ballenas, y la minería de carbón pero actualmente se ha convertido en parque natural y la actividad se ha volcado en la educación (¡hay universidad!) y el turismo. Svalbard también fue un centro estratégico muy importante para la conquista del Polo Norte como queda recogido en el museo de las exploraciones del Polo Norte.
En este viaje podremos ver un poco de la parte humana de Longyearbyen, con sus bares, tiendas, museos y además visitaremos Pyramiden, la ciudad minera rusa abandonada en 1998 y habitada ahora por renos, zorros y frecuentemente osos polares.
Además disfrutaremos de la naturaleza del archipiélago. Los días de 24 horas de sol permiten realizar las actividades con calma: daremos algunos paseos por la tundra llena de flores y de animales; veremos acantilados repletos de pájaros y nos acercaremos a espectaculares glaciares que se adentran en las islas. Las “noches” las pasaremos en playas solitarias en el interior de los fiordos, acompañados por el ruido del hielo de los glaciares al romperse.
Y, con un poco de suerte, veremos alguno de los osos polares siempre presentes que inundan Svalbard.